Valerio Adami: Portrait allégorique de Jacques Derrida, crayon sur papier, 2004

Sin embargo a él, siempre, a él retratado aquí tan seriamente, siempre le ha gustado la risa inextinguible, aquella en la que todo saber se libera, toda espera queda decepcionada, toda intención olvidada. Risa en la que el saber se desata, se desguarnece y se deposita. ¿Qué habrá introducido él en la filosofía sino una liberación de su saber y de su amor por el saber? Tras Kierkegaard y Nietzsche, tras Marx y Heidegger, tras Freud también, pero él lo hace de tal modo que la liberación renuncia a realizar de nuevo un gesto filosófico. Mantiene la filosofía a distancia, lo mismo que aquí los libros. Distancia que no es de escéptico ni de cínico ni de místico. Sino de risa. Escribe que los demás no saben hasta qué punto se desternilla con ella. Se lo escribe, a ella, en una tarjeta postal. A ella, la filosofía quizás. 

A título de más de uno. Jacques Derrida

Jean Luc Nancy